Publicado: 30/04/2018Por Categorías: Sin categorizar

En toda empresa hay dos tipos de personas, las que disfrutan del proceso de negociación con los clientes y las que no. Para muchos empresarios, a pesar de contar con años de experiencia, hablar con un cliente sobre servicios, precios, fechas de entrega o contenidos puede llegar a darles más de un quebradero de cabeza.

¡Pero no tengas miedo! Te traemos, de la mano de Clicktime, una serie de consejos que te serán muy útiles a la hora de llevar a cabo las negociaciones con tus clientes.

 

Mantener una buena relación con el cliente

No importa si estás hablando con un cliente nuevo o si es la décima llamada que realizas a un cliente de hace años, lo más importante es tener y mantener una buena relación con todos ellos. La clave está en ofrecer un trabajo de calidad, respetando las necesidades de los clientes y siendo sincero con todos respecto a las horas que les has dedicado. De este modo construirás una gran reputación que estará respaldada por todos aquellos que han utilizado tus servicios.

Una relación satisfactoria con un cliente probablemente derivará en nuevas relaciones comerciales en el futuro, no solo con ellos negociando descuentos y promociones, sino que también con el “boca a boca” podemos llegar a nuevos clientes que ayuden a ampliar nuestro negocio.

 

Fijar un punto de referencia

Los proyectos pueden ser clasificados según el tipo de clientes, el ámbito en el que se desarrollan, el esfuerzo que tenemos que dedicar a ellos, etc…

Estableciendo unas buenas comparativas y puntos de referencia, realizando un seguimiento, gestionando el tiempo de los empleados y el tiempo que estos dedican a sus tareas, puedes reducir significativamente los costes administrativos. Además, saber exactamente el tiempo que necesitas para completar una tarea te permite hacer propuestas más concreta a tus clientes.

Una de las mejores formas de aumentar la productividad es el control de los tiempos que empleamos en cada tarea. Para ello podemos incluir en nuestro día a día herramientas para gestionar la duración de las actividades, como la que nos ofrecen desde Clicktime.

Imagina que acude a ti un cliente que tiene problemas con el coste del proyecto o con los tiempos a la hora de realizar las tareas. A través de este método serás capaz de hacerle una propuesta respaldada con datos de proyectos anteriores que has realizado. Además, evitarás ofrecer servicios que no necesiten, reducirás el número de horas por las que no puedes facturar y tendrás más experiencia a la hora de asumir nuevos proyectos.

 

Saber dónde está la rentabilidad

Tenemos que identificar qué oportunidades de negocio pueden darnos más beneficios y cuáles menos.

Antes de empezar un proyecto nuevo o de elegir entre varios, podemos plantearnos una serie de simples preguntas que nos pueden ayudar a elegir la mejor oportunidad: ¿Qué oportunidades de negocio son las más rentables para nosotros? ¿Qué clientes son los más o menos rentables? ¿Están los clientes dispuestos a acudir a nuestra empresa para futuros negocios? ¿Hacer algún tipo de descuento nos puede ayudar a aumentar los beneficios?

Ojalá fuera tan simple como responder a estas cuestiones, pero dedicar unos instantes a reflexionar sobre ellas puede hacer que diferenciemos una buena oportunidad. Pero no te preocupes, con un poco de planificación y práctica puedes empezar a distinguir aquellos datos que nos indican cuándo una oportunidad de negocio tiene más posibilidades de acabar en un éxito que otra.

 

Comunicación proactiva

Mantén el contacto con tus clientes, habla con ellos de vez en cuando. Un correcto sistema de lead nurturing nos ayudaran a mantener la relación con los contactos para que, cuidando de la comunicación con ellos puedan llegar a convertirse en clientes.

Una vez empiece nuestro trabajo para dicho cliente, recuerda informarle de los progresos que vas haciendo y de las metas que vayas consiguiendo. Monitorizar el tiempo que invertimos en las tareas y hacer informes sobre las actividades en las que se está trabajando.

Intenta que el cliente responda a los cambios que le has propuesto lo antes posible, después transmite los cambios al resto del equipo y procura que sean entendidos por todos los miembros.

Una comunicación proactiva nos asegura que todos los partícipes en el proyecto están en la misma página, que entienden todos los procesos que se están llevando a cabo y ayudan a construir una relación con el cliente.

 

Y para terminar un último consejo. No presiones a tu equipo en exceso, respeta sus tiempos para entender las tareas y para llevarlas a cabo con la calidad que tus clientes se merecen.

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